¿Puede un cocinero desconocer el origen de los productos que elabora en su cocina? ¿Puede desconocer cómo se producen las materias primas que utiliza en sus platos? ¿Puede un cocinero ignorar la historia de los alimentos, de los productores o la razón por la que se elaboran en un territorio y no en otro?
Cualquiera pensará que la respuesta a las anteriores preguntas es afirmativa. Y es que, quizá, la cuestión está en que habitualmente se utiliza el término “cocinero” indistintamente, tanto para describir a quien se limita a realizar un trabajo de transformación de materias primas para satisfacer una necesidad fisiológica, como para definir a quienes realizan el acto social de elaborar alimentos, seleccionando para ello los productos que se adecúan a los gustos de los comensales, a sus necesidades o a su edad, por ejemplo. El acto social de cocinar, al igual que el acto social de comer, es mucho más que la necesidad de alimentarse. El famoso dicho “Somos lo que comemos”, no es más que un reflejo de la importancia que la cultura gastronómica ha tenido y tiene en todas las sociedades.
Los restaurantes y chefs más valorados del mundo, reconocen la responsabilidad que tiene la gastronomía en la producción de alimentos, en los hábitos alimentarios y en el bienestar de una sociedad. También, son conscientes de la necesidad de innovar, pero manteniendo al mismo tiempo el respeto al origen de los alimentos, puesto que solo de esta forma podremos conservar aquello que nos diferencia. Por todo esto, chefs de la talla de Ferrá Adriá, Toño Pérez, Gastón Acurio, Carme Ruscadella… manifiestan en diversos foros su apoyo al producto local o de proximidad, al contacto personal con el productor y a las materias primas que, de un modo u otro, transmitan una historia al consumidor. Sólo de ese modo han conseguido situar sus restaurantes entre los mejores del mundo y han convertido su oficio en uno de los más respetados por el público en general.
El sector de la restauración no se escapa a ese término tan repetido últimamente: “reinventarse”. Pero la innovación, muchas veces, no está en el producto o en la tecnología, sino en el modo de relacionarnos y en la manera de comunicarnos. TRUEFOODAlliance quiere contribuir a generar puentes entre los productores de alimentos únicos con los Restaurantes que quieren ofrecer a su público mucho más que un plato de comida. Para ello, trabajamos estrechamente con los cocineros y cocineras que quieren apostar por diferenciar su cocina mediante la elección de los productos únicos que, desde TRUEFOODAlliance, buscamos cada día. También con aquellos profesionales que ya lo hacen, aunque sin aprovechar la oportunidad de comunicar a la sociedad la labor que realizan apoyando a esos productos y esos productores.
En los Restaurantes de Verdad, como les hemos bautizado, el comensal no sólo va a comer productos de primera calidad, sino que, sobre todo, va a saborear la historia de cada alimento, va a saborear un paisaje, va a saborear una parte del mundo… Parafraseando al gran chefAndoni Aduriz, “ Teniendo en cuenta la actual ignorancia culinaria, habría que volver a formular el lema de la Ilustración, pero con una ligera variante: Atrévete a saber podría decirse ahora “Atrévete a saborear”. (Andoni Luis Aduriz y Daniel Innerarity “Cocinar, comer, convivir”, 2012). ¿Quién se atreve…?
¿Puede un cocinero desconocer el origen de los productos que elabora en su cocina? ¿Puede desconocer cómo se producen las materias primas que utiliza en sus platos? ¿Puede un cocinero ignorar la historia de los alimentos, de los productores o la razón por la que se elaboran en un territorio y no en otro?
Cualquiera pensará que la respuesta a las anteriores preguntas es afirmativa. Y es que, quizá, la cuestión está en que habitualmente se utiliza el término “cocinero” indistintamente, tanto para describir a quien se limita a realizar un trabajo de transformación de materias primas para satisfacer una necesidad fisiológica, como para definir a quienes realizan el acto social de elaborar alimentos, seleccionando para ello los productos que se adecúan a los gustos de los comensales, a sus necesidades o a su edad, por ejemplo. El acto social de cocinar, al igual que el acto social de comer, es mucho más que la necesidad de alimentarse. El famoso dicho “Somos lo que comemos”, no es más que un reflejo de la importancia que la cultura gastronómica ha tenido y tiene en todas las sociedades.
Los restaurantes y chefs más valorados del mundo, reconocen la responsabilidad que tiene la gastronomía en la producción de alimentos, en los hábitos alimentarios y en el bienestar de una sociedad. También, son conscientes de la necesidad de innovar, pero manteniendo al mismo tiempo el respeto al origen de los alimentos, puesto que solo de esta forma podremos conservar aquello que nos diferencia. Por todo esto, chefs de la talla de Ferrá Adriá, Toño Pérez, Gastón Acurio, Carme Ruscadella… manifiestan en diversos foros su apoyo al producto local o de proximidad, al contacto personal con el productor y a las materias primas que, de un modo u otro, transmitan una historia al consumidor. Sólo de ese modo han conseguido situar sus restaurantes entre los mejores del mundo y han convertido su oficio en uno de los más respetados por el público en general.
El sector de la restauración no se escapa a ese término tan repetido últimamente: “reinventarse”. Pero la innovación, muchas veces, no está en el producto o en la tecnología, sino en el modo de relacionarnos y en la manera de comunicarnos. TRUEFOODAlliance quiere contribuir a generar puentes entre los productores de alimentos únicos con los Restaurantes que quieren ofrecer a su público mucho más que un plato de comida. Para ello, trabajamos estrechamente con los cocineros y cocineras que quieren apostar por diferenciar su cocina mediante la elección de los productos únicos que, desde TRUEFOODAlliance, buscamos cada día. También con aquellos profesionales que ya lo hacen, aunque sin aprovechar la oportunidad de comunicar a la sociedad la labor que realizan apoyando a esos productos y esos productores.
En los Restaurantes de Verdad, como les hemos bautizado, el comensal no sólo va a comer productos de primera calidad, sino que, sobre todo, va a saborear la historia de cada alimento, va a saborear un paisaje, va a saborear una parte del mundo… Parafraseando al gran chef Andoni Aduriz, “ Teniendo en cuenta la actual ignorancia culinaria, habría que volver a formular el lema de la Ilustración, pero con una ligera variante: Atrévete a saber podría decirse ahora “Atrévete a saborear”. (Andoni Luis Aduriz y Daniel Innerarity “Cocinar, comer, convivir”, 2012). ¿Quién se atreve…?
Fuente: TRUEFOODAlliance