Extremadura es el Sur más vivo, el de horizontes más azules y limpios. Por eso tenemos en sus cielos manjares como la Perdiz de “El Castúo”. Una marca que ha dejado su huella en la despensa de las delicias con sello gourmet. Extremadura es su paraíso, en ella nace, crece, se reproduce y se come, libre de aires oscuros. Su carne es tan tierna y delicada que resulta irresistible.
Pero sepamos cómo empezó todo: Maguilla, un pueblo del soleado Sur extremeño, escenario de esta historia con final feliz… por eso se entregaron a la perdiz. Desde 1850, según recuerdan los lugareños, ha sobrevolado de generación en generación la forma tradicional de cocinar esta Perdiz. Perdiz al más puro estilo artesanal, aderezada con especias y productos a estilo artesanal, aderezada con especias y productos a la vieja usanza.
Pero "Perdices El Castúo" también nació de la
ilusión de un joven empresario, Luis Fernando, que tras probar suerte como opositor a la Administración Pública, comprendió que su futuro y el de su pueblo pasaba por apostar por la producción de alimentos únicos, con una materia prima de excelente calidad y elaborados con el mimo y el cariño que nunca podrán darle las industrias de mayor tamaño. ¿Cómo no va a funcionar algo así? Gracias a la pasión de Luis Fernando y el apoyo de los que creyeron en él, “Perdices el Castúo” ha conseguido, con sutileza de maestros artesanos, marcar a fuego lento los sabores de la tierra en cada manjar que elaboran. Todos ellos bañados en el aceite de la vida, el aceite de oliva virgen extra al que añaden especias como remate final de un cuadro perfecto.
Una inolvidable experiencia adentrarse en el mundo de la caza menor con sabores únicos, cocinados y envasados al vacío para su mejor conservación. Además en "Perdices El Castúo”, han pensado en un detalle nada pequeño de la gastronomía rural, el pan, y para untar sobre él han sacado al mercado un exquisito bocado de dioses, el Paté de Hígado de Perdiz. Pan y Paté de Perdiz, un milagro de sabor.
Precisamente, hace unos días, Jaime Hurtado, Director Gerente de Asiccaza (Interprofesional de la Carne de Caza), llamaba a consumidores y cocineros a consumir más carne de caza, no sólo por su sabor y propiedades para la salud, sino porque la actividad cinegética constituye el paradigma de lo que ha de ser una gestión sostenible de los recursos naturales y, además, es la principal industria en muchos de las zonas rurales de nuestro país. España es un paraíso de aves, por tanto un Edén para comérselas sin dejar nada en el plato.
Existe toda una red de expertos y amantes en el arte de cuidar, educarinformar y hacer pedagogía sobre el apasionante mundo de la carne de caza, que a la vez se han propuesto enseñarnos a explorar las suculentas formas de cocinarla y degustarla en su esplendor. Uno de ellos es, sin dudas, este valiente empresario de Maguilla...
Extremadura es tierra de gentes pacientes que saben extraer del campo sus aromas y excelencias. La carne de caza es el último grito para paladares refinados que aprecian el sabor y la sensación de estar comiendo un pedazo de campo, campo.
Terminamos por el principio… Saber conservar las tradiciones, saber guardar aquel tesoro desde 1850, ha tenido su recompensa para esta empresa, "Perdices El Castúo”, que ha visto reconocido su esfuerzo y apego a la tierra, con el reconocimiento de tantos y tantos consumidores que, gracias a ella, han descubierto el valor de la carne de caza. Empresas como "Perdices El Castúo" y visionarios como Luis, hacen que podamos creer en el futuro del medio rural y en la vida de nuestros pueblos
www.truefoodalliance.com
Extremadura es el Sur más vivo, el de horizontes más azules y limpios. Por eso tenemos en sus cielos manjares como la Perdiz de “El Castúo”. Una marca que ha dejado su huella en la despensa de las delicias con sello gourmet. Extremadura es su paraíso, en ella nace, crece, se reproduce y se come, libre de aires oscuros. Su carne es tan tierna y delicada que resulta irresistible.
Pero sepamos cómo empezó todo: Maguilla, un pueblo del soleado Sur extremeño, escenario de esta historia con final feliz… por eso se entregaron a la perdiz. Desde 1850, según recuerdan los lugareños, ha sobrevolado de generación en generación la forma tradicional de cocinar esta Perdiz. Perdiz al más puro estilo artesanal, aderezada con especias y productos a estilo artesanal, aderezada con especias y productos a la vieja usanza.
Pero "Perdices El Castúo" también nació de la
ilusión de un joven empresario, Luis Fernando, que tras probar suerte como opositor a la Administración Pública, comprendió que su futuro y el de su pueblo pasaba por apostar por la producción de alimentos únicos, con una materia prima de excelente calidad y elaborados con el mimo y el cariño que nunca podrán darle las industrias de mayor tamaño. ¿Cómo no va a funcionar algo así? Gracias a la pasión de Luis Fernando y el apoyo de los que creyeron en él, “Perdices el Castúo” ha conseguido, con sutileza de maestros artesanos, marcar a fuego lento los sabores de la tierra en cada manjar que elaboran. Todos ellos bañados en el aceite de la vida, el aceite de oliva virgen extra al que añaden especias como remate final de un cuadro perfecto.
Una inolvidable experiencia adentrarse en el mundo de la caza menor con sabores únicos, cocinados y envasados al vacío para su mejor conservación. Además en "Perdices El Castúo”, han pensado en un detalle nada pequeño de la gastronomía rural, el pan, y para untar sobre él han sacado al mercado un exquisito bocado de dioses, el Paté de Hígado de Perdiz. Pan y Paté de Perdiz, un milagro de sabor.
Precisamente, hace unos días, Jaime Hurtado, Director Gerente de Asiccaza (Interprofesional de la Carne de Caza), llamaba a consumidores y cocineros a consumir más carne de caza, no sólo por su sabor y propiedades para la salud, sino porque la actividad cinegética constituye el paradigma de lo que ha de ser una gestión sostenible de los recursos naturales y, además, es la principal industria en muchos de las zonas rurales de nuestro país. España es un paraíso de aves, por tanto un Edén para comérselas sin dejar nada en el plato.
Existe toda una red de expertos y amantes en el arte de cuidar, educarinformar y hacer pedagogía sobre el apasionante mundo de la carne de caza, que a la vez se han propuesto enseñarnos a explorar las suculentas formas de cocinarla y degustarla en su esplendor. Uno de ellos es, sin dudas, este valiente empresario de Maguilla...
Extremadura es tierra de gentes pacientes que saben extraer del campo sus aromas y excelencias. La carne de caza es el último grito para paladares refinados que aprecian el sabor y la sensación de estar comiendo un pedazo de campo, campo.
Terminamos por el principio… Saber conservar las tradiciones, saber guardar aquel tesoro desde 1850, ha tenido su recompensa para esta empresa, "Perdices El Castúo”, que ha visto reconocido su esfuerzo y apego a la tierra, con el reconocimiento de tantos y tantos consumidores que, gracias a ella, han descubierto el valor de la carne de caza. Empresas como "Perdices El Castúo" y visionarios como Luis, hacen que podamos creer en el futuro del medio rural y en la vida de nuestros pueblos
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